Las varices son un problema de salud que afecta a muchas personas en todo el mundo. Se trata de una patología venosa que se caracteriza por la presencia de dilataciones anormales en las venas. Aunque no existe una causa única que las desencadene, el tabaquismo es un factor importante en su aparición. Además de agravar los síntomas de las varices, también puede aumentar el riesgo de sufrir complicaciones derivadas de esta patología.
¿Cómo afecta el tabaquismo en la circulación sanguínea?
El tabaquismo es uno de los principales factores en la aparición de varices. Tener este tipo de patología venosa conlleva problemas respiratorios y mala circulación sanguínea por obstrucción, entre otras complicaciones. También existen varias razones por las que el tabaquismo aumenta el riesgo de padecer varices:
Las sustancias químicas contenidas en el humo del tabaco son transportadas por la sangre hasta las venas de las piernas. Estas sustancias afectan a las paredes venosas, impidiendo que se contraigan y relajen correctamente.
Además, el tabaco también favorece la formación de placas en las arterias, promoviendo una mala circulación de la sangre.
Fumar también afecta al funcionamiento de las válvulas de las venas. Estas estructuras son las encargadas de regular el flujo de sangre en ellas y evitar que se desplace hacia atrás, situación que aumenta el riesgo de sufrir varices. Además, el tabaquismo puede hacer que estas válvulas pierdan elasticidad y, por tanto, dejen de funcionar correctamente. Este es otro factor que contribuye a la obstrucción de las venas y provoca trastornos circulatorios en diferentes partes del cuerpo donde hay muchos vasos, incluidas las piernas.
Además de sus efectos directos sobre la vasculatura venosa, el tabaquismo también puede afectar a las varices de forma indirecta debido a ciertas afecciones derivadas de este hábito. Algunos estudios han constatado que los fumadores tienen un mayor riesgo de trombosis venosa profunda.